16 de julio de 2010

Hasta el infinito


Así es, ayer mismo tuve el honor de asistir al preestreno de la película que muchos de nosotros deseábamos ver desde hace mucho tiempo: Toy Story 3, el último episodio de la saga.

No sé a vosotros, pero a mí esta historia me ha influenciado muchísimo. Vamos, ¿quién no ha echado nunca un último vistazo a través de las pestañas a su habitación, desde la cama, esperando ver a algún juguete saltar de la estantería? ¿Quién no ha hablado con su peluche y se ha imaginado que éste le escuchaba y le entendía perfectamente? ¿Quién no ha emulado a Andy, el (demasiado) risueño
niño del film, y ha organizado una lucha épica de muñecos en el suelo de su cuarto? Yo sí, y menudas las que he montado. Si mi conejo de peluche tuviera vida, estaría traumatizado de tantas luchas contra Son Goku.

En fin que, a raíz de esto, os podéis imaginar con qué ilusión aparecí ayer en la cola del cine Imax, uniéndome a las decenas de niños que saltaban a mi alrededor, gritando esa frase que todos conocemos, con los brazos extendidos como si volaran, y emitiendo extraños sonidos con la boca, como de disparos. Me costó no unirme a ellos, lo confieso. Aprovecho para avisaros: quien tenga pensado ir a verla, que se prepare para las insoportables oleadas de nostalgia que le abordarán desde el primer momento en el que pise la sala. En serio.

Una vez puntualizado esto, paso a la película en sí (no comentaré el corto de antes, porque, sinceramente, no se qué comentar. Raro de cojones.) El comienzo, muy directo y sin introducción alguna no podría ser más redondo, con una escena tan absurda como divertida. Después, se suceden una serie de escenas confusas, por lo menos en cuanto a la reacción del público. Así, lo que hace reír a los niños de cuatro años presentes en la sala, a mí me arranca un sonoro y apenado “ooooh” (por ejemplo, la estrategia inicial de los juguetes con el teléfono móvil, o la aparición de Buster, el perro hiperactivo de la anterior peli).


Ya dentro del nudo, destaco dos cosas, seguramente las que hacen que esta película sea tan genial. Por un lado, la sobresaliente secuencia en plan “La Gran Evasión”, sobretodo el momento “Señor Tortita”. (Sé que no entendéis una mierda, pero esperad a verlo). Y por otro, la conversión de Buzz Lightyear al modo hispano, o, llamémosle, modo telenovela. Nadie en la sala se rió más alto que yo al ver como intentaba seducir a Jessie bailando una especie de pseudo flamenco (ya podrían haberse documentado mejor). Hay que reconocerle a Pixar la virtud (entre otras muchas) de calcar las expresiones faciales; saben exactamente cómo debe mover cada músculo de la cara su personaje para causarte una carcajada.

Y, por encima de todo y de todos, el nuevo personaje de Ken, pijo como él solo (“aquí nadie valora la ropa”), con su casa de ensueño y sus frases profundas estilo Crepúsculo. Y junto a él, miles de pequeños detalles, juguetes inocentes que todos conocemos y que cobran vida para convertirse en todo lo contrario, como el Nenuco diabólico o el desternillante mono de los platillos.

Tras la emocionante escena del vertedero, increíble y épica, pasamos al epílogo, momento en el que se abandona el humor para despedir, uno por uno, a cada personaje, momento en el que te das cuenta de que no les volverás a ver. Y, de repente, te sientes completamente identificado con ese Andy de diecisiete años que se resiste a dejar atrás su infancia.

¿Me falta algo? ¡Ah, sí! Que sepáis que las palomitas adelgazan y que las gafas 3D siguen siendo la misma mierda que eran hace unos años.

Pido perdón por una entrada tan extraña, pero es que no os hacéis a la idea de cuánto me gustó, y no se me da bien escribir sobre las cosas que me gustan. Admitámoslo, es mucho más fácil meterse irónicamente con algo que alabarlo.

Poco más. Os recomiendo que la vayáis a ver en cuanto salga, no lo lamentaréis. Aunque parecía imposible, Pixar se ha vuelto a superar.

Nothin' on you - B.o.b. y Bruno Mars.

3 comentarios:

  1. Perico el de los palotes (Jose J.)16 de julio de 2010, 19:48

    Es un peliculón con todas las letras. Yo también he visto la peli, pero no de preestreno...XD
    La escena final casi me hizo soltar una lagrima de lo emotiva que me pareció.

    Quiero ir a verla en 3D en el cine para verla como es debido

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  2. dios me encanta esa pelicula, todavia tengo aqullos muñecos de 5 años. espero ir a verla, ya que es mi pelicula favorita.
    un saludo.
    tu amigo Raúl

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  3. Comento tadre, lo sé. Pero cuando fui a ver la peli el año pasado en 3D, no fué la típica sensación de que estás haciendo el ridículo frente a cientos de niños que van a ver la peli; sinó que me encontré a una de mis profesoras del instituto con su hijo de 5 años y, sí, se sentaron a mi lado...
    Creo que cada día me vuelvo más infantil. Lo mejor, es que no me importa reconocerlo.

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