8 de julio de 2010

¿Podemos?







Es curioso ver cómo cuarenta y siete millones de personas, todas diferentes, cada uno con los atributos que nos hacen especiales, cada uno con nuestras virtudes y SUS defectos, cada uno con nuestras obsesiones maníacas, nuestra paranoia permanente y nuestra continua agresividad hacia el resto de las personas (ah, cómo, ¿solo yo?) nos lleguemos a sentir parte de un mismo país, cosa que rara vez ocurre, por un simple partido de fútbol. Noventa minutos de mierda a miles de kilómetros de nuestra, por lo visto, querida nación. Y con eso parece que sirve. Que tomen nota los políticos; ¿cómo salir ganando en las encuestas? Pon a veintidós tíos corriendo detrás de una bola en el culo del mundo y ya lo tienes. Fácil, ¿verdad?

A pesar de la marcada ironía con la que he empezado (supongo que ya estaréis acostumbrados, aunque solo lleve tres entradas), tengo que reconocer que, por suerte o por desgracia, formo parte de esos cuarenta y siete millones de personas que ayer estuvieron al borde del infarto, sentados junto a la tele, gritándole a la pantalla como si así consiguieran comunicarse con los jugadores. La verdad es que ahora me doy cuenta, y perdonad que suene como mi madre por unos segundos: el fútbol nos vuelve gilipollas. Especialmente gilipollas cuando ganamos, como ayer. Si no es así, explicadme cómo cojones llegó un servidor a meter su cabeza bajo la manguera de agua helada nada más acabar. Que alguien me diga cómo llegó esa serie de vocablos sucesivos en mayúsculas y con escaso sentido a mi estado del Tuenti (cito textualmente: "JODERMECAGOENLAPUTAOSTIAVIVAESPAÑACOÑO").
Lo dicho. Gilipollas perdido.

Metiéndome ya de lleno en el tema, la verdad es que me sorprende que la gente se muestre tan expresiva a la hora de celebrar la victoria. Perdonad que me haya explicado tan mal, pero seguro que sabéis de qué hablo. Esa escena, que tantas veces se ha repetido, de ir andando por una calle cualquiera y que se te acerque un gordo sudoroso con una bandera como única vestimenta a gritarte al oído que "somos los mejores", "podemos, coño, podemos" y "lololololololo" (sílaba muy popular en el cancionero español). Esa escena que, de no ser por el contexto, formaría parte de mis pesadillas cada noche (acompañando a Ronald Mcdonald).

También nos volvemos todos muy patriotas, sentimos repentino amor por nuestro país, pero, ¿qué significa realmente el patriotismo? ¿Basta con agitar una bandera como un poseso por la calle, o además hay que torear a los coches con ella? ¿Para ser patriota, es estrictamente obligatorio ensordecer a medio Madrid con el claxon a las dos de la madrugada? ¿Se puede pasar por alto la incómoda parte de acosar a los guiris que se atreven a pasear porla castellana en fechas así?
No sé en el vuestro, pero en mi caso, el patriotismo implica mucho más. Ser patriota significa insultar como un poseso a Pedro por ser tan soberanamente chupón (estoy hablando de fútbol). Significa hacer un corte de mangas cada vez que aparezca en pantalla el repelente entrenador de Alemania y su apestoso jersey azul, y poner la televisión alemana al finalizar el partido para regocijarse en las lágrimas de los comentaristas. Significa odiar a Maradona y venerar a Paul el Pulpo por darnos la esperanza que necesitábamos. Significa amar la bandera española pero no dudar en usarla para limpiar la cocacola derramada por toda la mesa. Eso es ser patriota, ser español.

Acabaré con una de las frases pronunciadas por Berto Romero en el programa de ayer de Buenafuente, una frase que, en mi opinión, refleja a la perfección el espíritu de la roja (no sé de qué manera, se trata de una frase demasiado alegórica). Dice así:
"Tengo la suficiente flexibilidad como para colocar ambas piernas tras la nuca, echar mis codos hacia atrás, girar mi cuello ciento ochenta grados, introducir la cabeza en el recto y dar varias volteretas en esta postura, pero me lo reservo, porque el día que lo haga moriré."
Os dejo así, pensativos. Hasta pronto.

3 comentarios:

  1. ¡Gran el pulpo! Si no fuese por sus predicciones me parece a mi que no ganábamos. Obvio, si esto depende de lo que diga la gente y no de cómo jueguen los jugadores... Claramente, estaba siendo irónico. No entiendo como el país se puede olvidar de todo y hacer como si no hubiese pasado nada. Como tú dices, nos volvemos gilipollas. Grande Berto!

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  2. Si hay algo que me ha enseñado el futbol,es que no hay que mezclarlo con la politica. A mi me gusta el futbol. Y me gusta el futbol que está haciendo España,que casualmente es mi pais. Y yo no soy nada patriota,pero mira,ahi me tienes,apoyandoles.Si eso es malo,que me cuelguen. Yo solo se que disfruto viendoles jugar,me emociono,pienso que por fin tenemos la oportunidad lo grandes que somos. Que sabemos jugar al futbol tanto o mas que Brasil,Argentina o Inglaterra. Y ganar me haria muy feliz. Y eso es lo que cuenta.

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