9 de mayo de 2012

Madurar



A todo adolescente mínimamente normal (hay menos de los que parece) le toca vivir un duro momento: un momento en el que, de repente, te encuentras suplicándole a tus primos pequeños que vayan a ver Lorax o alguna chorrada por el estilo por no pasar la vergüenza de ir a verla solo; un momento en el que ir cantando por la calle "supdiwiú quiero ser como tú, jaupdirubirurao" ya no despierta miradas de simpatía sino de miedo; un momento en el que te das cuenta de que tu madre ya no puede cambiarte los pañales, de que te toca cambiártelos solo o ir sentado sobre la misma mierda todo el maldito día. 

Algunos lo llamarán madurar. Yo prefiero llamarlo "mecagoenlaputahostia, siquieroverElReyLeónunsábadoporlanoche, loveopormishuevos" (acepción pendiente de confirmación en el diccionario de la RAE). Como indica el nombre que me acabo de inventar, se trata de una época donde tienes más libertad y autonomía y, paradójicamente, de repente te encuentras con que ya no puedes hacer lo que te sale del nabo. Y todo, como siempre, es culpa de la sociedad. La que, siguiendo un modelo de adolescente basado en los capítulos más malotes y de desfase de Skins, se cree con el derecho a obligarte a salir de fiesta un día que te apetece, por ejemplo, masturbarte y ver una peli Disney (primero lo uno y luego lo otro, no me lo hagáis a la vez que eso ya es de enfermos), de esas con el acento panchito que tanto descojone provoca. Pero no, como eres adolescente, ya no puedes hacer eso. Toca salir de marcha a darlo tó en alguna discoteca, a pincharse semen en vena, a follarse perros, a quemar buzones y bailar alrededor con la música de Florence + the Machine (siempre que nombro a ese grupo me imagino a la pelirroja cantando un dueto con un Transformer), o lo que sea que hagan los jóvenes de hoy en día. Y lo que es peor, ¡nada de twittearlo al volver a casa!

Claro, cuando llega este momento, a algunos nos pilla de sopetón (en verano, con el calorcito, nos pilla más bien de gazpachón). Somos ese cada vez más reducido grupo que no llevamos chupando cubatas y bebiendo pollas desde los nueve años, y que de repente nos encontramos con que tenemos que hacerlo ya o la sociedad (y con sociedad me refiero a esa horda de canis que vaga por mi barrio) se mofará de nosotros. 
Por ese motivo, y pensando en esos pobres que van a los pubs y piden un Actimel poco cargado porque al día siguiente tienen que estudiar, he elaborado una simple y escueta guía de cómo comportarse en esos lugares para no desencajar entre la plebe, teniendo siempre presente, entre vosotros y yo, que en casa aún nos espera mamá para seguir cambiándonos los pañales. 

1. La entrada: Obviamente, si pretendes encajar bien en un sitio, es indispensable entrar en él. Por experiencia te lo digo, es muy difícil conocer a la gente y socializarse si te limitas a pararte en la puerta y bailar al ritmo de una música inexistente. Sé que es duro dar el primer paso, pero lo mejor que puedes hacer es entrar con toda la seguridad del mundo, como si te comieras el sitio (por favor, no sigas estas instrucciones al pie de la letra, comerse sitios también está mal visto). Anda con pasos firmes, sonríe, da un par de disparos al aire, en fin, ya sabes, que sepan quién manda.

2. El tanteo: No conviene entrar y automáticamente gritarle a la chica de al lado que quieres follar. Conociendo, además, la nula experiencia que tienes (que tenemos) en el campo de las relaciones humanas, lo más probable es que si hablas con alguien acabes preguntándole si su profesor de conocimiento del medio también se ponía histérico con lo de mantener los márgenes al escribir en los exámenes. No, lo mejor es que no converses (all star) con nadie. Si vas con amigos, agárrate a ellos y no te sueltes en un buen rato. Si no tienes amigos, ponte de cara a la pared e intenta pasar desapercibido. Te puedes distraer buscando caras en el gotelé. 

3. El alcohol: Atención en este punto, estamos hablando del elemento que puede sacarte de tu incapacidad social, al menos por unas horas. Acércate con disimulo a la barra, apóyate en ella con aire seductor, guíñale un ojo a la camarera, roza su oído con tus labios y suéltale cualquier chorrada sin sentido, porque, digas lo que digas, va a servirte lo que a ella le sale del culo y en la cantidad que a ella le salga del culo. Bien, a partir de aquí puedes tomar dos caminos. O bien bebes hasta desintegrar tu hígado o bien vas al baño, vacías el vaso, lo llenas de agua y a la salida dices que estás tomando vodka solo. Céntrate en parecer un borracho, tanto si lo estás como si no. Para ello, basta con soltar la frase "tío, se me está yendo la cabeza" dos o tres mil veces y de vez en cuando chocarte a propósito con cualquier persona. Seguirás dando la misma pena que antes, pero ahora tendrás excusa.

4. El baile: NO. MALO. CACA. JORGE JAVIER VÁZQUEZ. Ni se te ocurra. Vas a hacer el ridículo. Mírate. No perrees. Quita esa cara, ¿qué haces mordiéndote el labio como si estuvieras haciendo algo super sexy? Acabas de tirarle el cubata encima a esa chica. Es David Guetta, no el ballet nacional ruso. En serio, para. Estás avergonzando a todo el mundo. No está sonando ninguna guitarra, no hagas como que la tocas. Te están haciendo el vacío. Han parado la música. Para. Te han echado. Por tontaco.

5. La interacción: Es el paso final, el más importante, el objetivo de todo esto. Acércate a una chica (o chico; diré chica para contarlo desde mi punto de vista, disculpen ustedes (o ustedas; diré ustedes para BUENO BASTA YA)) y mírala fijamente, sin pestañear, a pocos centímetros de su cara. Eso le gustará, les encanta sentirse observadas. Luego, enséñale tus perfectos abdominales (ah, ¿no lo había comentado? como paso previo hay que matarse a hacer ejercicio durante 8 meses y seguir una dieta estricta de hidratos de carbono) y ya, al menos, habrás llamado su atención. A partir de ahí, relájate. La música excesivamente alta te permite decir cualquier cosa, cualquiera, pues ella no te oirá lo más mínimo. Aprovéchalo, sé original: "Hola, me llamo Cristobal Colón, mi madre es de Tatooine, mis aficiones son espagueti y me gustaría penetrarte por la nariz con el bum bum bum de mi corazón." Deléitate viendo cómo asiente y sonríe como una buena retrasada. Y fóllatela. Si puedes. Cuando se despiste le metes la puntita ya si eso. 

Y poco más. Ya puedes considerarte a ti mismo un adolescente estándar en toda regla. Te doy mi más sentido pésame. 


4 comentarios:

  1. JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA vale, una palabra: Tremendo. Aun me estoy riendo, da gusto ver que actualizas y tal, pero enserio, es que es buenísimo, lo de y me gustaría penetrarte por la nariz con el bum bum bum de mi corazón, me ha matado. Y lo de las caras en el gotelé, genial.
    Besis.
    M.

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  2. increible me encanta tu blog
    me encantaria conocerte

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